Mejorando los carteles de mi gimnasio cuando algo se estropea… y lleva así varios meses…

Es lo que viene a ser una estimación tirando por lo alto…
too many parsecs
Cerca de casa uno se puede encontrar alguno de estos carteles de los cursos de estos timadores de las Energías Superiores, que no Técnicas y con máster de Bolonia.
Siguiendo el enlace de la foto se puede disfrutar todo su explendor e incluso darse una vuelta por su página web que no me apetece poner por evitar google-ranks.
Lo mismo aún están a tiempo para apuntarse al curso…
Yo no podría haberlo expresado mejor que el que hiciera y pegara este cartel por la zona de Tribunal en Madrid.
Y de bonus extra, el cartel de al lado, sobre la independencia de los servicios informativos de Telemadrid. Independencia de la calle Ferraz, se entiende.
Yo sin saberlo he seguido este año el consejo de algunas organizaciones laicas y similares y he pasado de marcar las dos casillas. La Iglesia Católica creo en mi opinión que debe dar ejemplo de lo que predica, y entre otras cosas, predica la virtud de la pobreza. Y por uno mismo se empieza. Y la segunda casilla, la de los fines sociales, bueno, dado que va a dedicarse a ONGs y no sabes de qué corte son, que pueden ser también religiosas o bien de esos tolerantes amigos de los animales que van soltando bichos y provocando mayores desastres medioambientales, pues nada, más dinero para el Tesoro Público, que falta les hace para pagar parados.
Aún quedan algunos días para los despistados que no han rendido cuentas con el Fisco y evitar contribuir, entre otras cosas, con lo que dicen los carteles tan majos que uno se puede encontrar por la zona de Malasaña en Madrid.
En Jarandilla de la Vera (Cáceres), pequeña localidad del valle de La Vera, vecino del famoso valle del Jerte, hay varias formas de llegar al centro del pueblo. Una es seguir los carteles de «centro ciudad» y otra, seguir los carteles del restaurante Puta Parió II.
No sé si hay primera parte del mismo ni qué pinta tiene, pues cuando pasé por delante de él era media tarde y estaba cerrado. El pueblo se preparaba para celebrar la fiesta de los escobazos, si mal no recuerdo, que implicaba, «escobas» de ramas secas posiblemente ardiendo por la noche. Tampoco hubo tiempo para ver la fiesta en sí, sólo los preparativos del día anterior.
Por lo que cuenta internet y Mr. Google, el restaurante es tradicional, pequeño y conviene reservar antes. Y venden productos típicos de la zona.